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La pandemia pasará o aprenderemos a convivir con ella. Avanzaremos hacia otra etapa y las empresas deberán adaptarse a lo que sigue. Es importante para cualquier persona que está al mando comprender que, cuando todo acabe, habrá un orden de importancia en las cuestiones por venir.

Es decir, las empresas establecerán su lista de prioridades en las cuales enfocarse en un futuro. Cabe considerar que si llegaron hasta la etapa pos pandémica es porque pudieron sortear las adversidades, mantener la continuidad de sus negocios, y demostraron capacidad de adaptación y resiliencia.

La capacidad de innovar, la cultura centrada en las personas, la idea de comunidad como valor supremo, etc., son solo algunos de los conceptos que nos deja esta “experiencia pandemia”. El mundo de los negocios cambió y, sin dudas, no volverá a ser el mismo.

Hay que considerar que el mundo acabará siendo más desigual, las demandas sociales y comunitarias ya no serán las mismas, y la realidad como la conocemos tampoco. Quienes lograron trabajar bien, seguirán bien, y habrá quienes tendrán como único punto en sus listas de tareas el hecho de sobrevivir.

Por empezar, una prioridad pos pandémica será el análisis del modo de trabajo. Conciliar la vida trabajadora con la vida familiar será clave, puesto que la modalidad online cambió en muchos aspectos a los negocios. Habrá que resolver cómo continuarán las formas de trabajo y las modalidades, ya que el hecho de que todo sea digital fue un cambio que benefició a muchos negocios y perjudicó a otros. Algunos avanzaron rápidamente y otros paralizaron sus ventas.

Continuando con las prioridades, será relevante lograr la inclusión de todos los trabajadores y algún tipo de unificación para que nadie quede fuera del sistema. Que todos cuenten con las mismas herramientas, que los ingresos logren darles las mismas oportunidades a todos y que las desigualdades no se agudicen, serán vitales para el mantenimiento de la armonía laboral.

La inclusión no es solamente de los empleados, sino que también se refiere a la inclusión de los clientes. Habrá que crear nuevos canales y maneras de llegar a los clientes y cuando hablamos de los clientes, hablamos de todos. La cultura está más centrada que nunca en las personas y nuestra mirada sobre ellas repercutirá directamente en nuestro negocio.

Comprometerse con el liderazgo y mantener una cultura abierta donde se priorice el trabajo, la comunicación y el buen clima laboral será otro ítem en la lista. Sin dudas, el liderazgo fue clave en la pandemia, considerando la probable sensación de desánimo que podemos haber tenido, y seguirá evolucionando y siendo importante para todos los miembros de una comunidad de trabajo.

También se centrará toda la tensión en el cliente. Las empresas verán como primordial a la escucha de las necesidades y a la situación social. El escenario será desafiante, pero deberemos centrarnos en el futuro y en lograr conseguir la forma más eficiente de que nuestros clientes cumplan con lo que desean.